viernes, 4 de diciembre de 2015

ESCAPADA A LA ALBERCA.

Tanto los que tengan la suerte de disfrutar del puente de Diciembre cómo los que quieran escaparse y perderse un fin de semana en esta preciosa localidad salmantina, va dedicado estas líneas.
La Alberca, coronada por la Peña de Francia, un pueblo de ensueño, con sus construcciones montañesas levantadas con piedras sostenidas con entramados de madera y decorados sus balcones con preciosas flores. Sus callejuelas parecen un laberinto misterioso, tal vez el efecto lo producen los aleros de las plantas altas de las casas casi tocándose, cubriendo las callecitas como si estuvieran techadas, los bajos y robustos dinteles inclinados por el tiempo, cincelados con fechas de fundación, las gastadas inscripciones religiosas.
La sensación desaparece en la pequeña y deliciosa Plaza Mayor, que parece grande al abrirse al aire serrano y a la luz. Allí encontraremos todo tipo de tiendas: una con buenísimos jamones curados y embutidos, en otra con quesos, también hay un escaparate con turrones artesanales, perrunillas... y sin olvidarme del puesto de las almendras garrapiñadas (que recuerdos de mi infancia me evocan). También están las tiendas de artesanía, con el bordado serrano, las tallas en madera y la tradicional orfebrería, y sus excelentes restaurantes con sus carnes a la brasa.
Un lugar que a nadie deja indiferente.
Dentro del término municipal de La Alberca, hay que visitar también El Valle de Las Batuecas. Un recorrido de 9 kilómetros, desde el Monasterio de San José a la entrada del Valle hasta la escondida cascada de El Chorro de Las Batuecas. En dicho recorrido se puede observar las marcas marinas en las rocas de millones de años de antigüedad, después los restos de una antigua carbonera vegetal, también los abrigos prehistóricos con sus pinturas rupestres, además de una variada vegetación mediterránea con especies como robles, tejos, acebos, durillos, madroños, a veces se puede ver sobrevolar al buitre negro e incluso a las cabras monteses que te vigilan sin ser vistas desde los peñascos circundantes.
Así que a coger la mochila con un buen calzado deportivo y ropa de abrigo, y a dejarse perder unos días en estos paisajes tranquilos pero con vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario