martes, 12 de enero de 2016

LA CAPITAL DE LA ALTA ALSACIA.

Colmar se ubica en la confluencia de las valles del Munster y Rin, en un territorio de importante actividad económica. Tiene en la actualidad algo menos de cien mil habitantes.

Esta ciudad alsaciana parece salida de un cuento de navidad.

Es uno de los mayores centros turísticos del valle del Rin, se desarrolló básicamente desde el medievo como punto importante del negocio vinícola, y conserva un rico patrimonio, en el que aún se detecta el vigor económico que le dio protagonismo en el tramo final de la Edad Media y durante los tiempos del Renacimiento.

Las numerosas luces, los diferentes puestos de venta en la plaza, el aroma de canela y de vino caliente que flotan en el aire representan la magia en Colmar.

Conserva interesantes edificios, sobre todo en el plano de la edificación tradicional, así como un valioso museo en el que se exhibe la pintura más famosa de Grünewald, también bellas casas de entramados de madera y una arquitectura de la época gótica.

Es la urbe natal de F. A. Bartholdi, el autor de la estatua de la Libertad de Nueva York.
La época más atractiva para visitar Colmar es el verano, cuando toda la ciudad rebosa de rincones floridos.

Uno de los barrios más típicos de la población es el de la llamada Pequeña Venecia, donde se aúna la típica construcción alsaciana en un entorno de canales; en especial se recomienda la rue des Marchands, cercana a la colegiata de San Martín.

Y para terminar, nombrar tres hoteles por menos de setenta euros la noche y así dejarse perder en esta inolvidable ciudad, llena de rincones mágicos: Hotel Turenne, Hotel- Restaurante Les Maraichers y Hotel Kyriad Colmar Centre Gare.



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